Qué ver en Marrakech
Después de las cascadas Ouzoud ponemos rumbo a Marrakech. Tenemos marcado un camping desde el inicio del viaje pero como hemos perdido tanto tiempo nos dirigimos directamente a un aparcamiento en la ciudad que llevamos anotado como plan B.
La entrada en Marrakech es caótica. Lo hemos leído pero aún así nos sorprende negativamente. El riesgo de golpear o ser golpeado es alto y hay que moverse con pies de plomo. Las motos se cruzan por la derecha, por la izquierda, cambian de carril sin marcar. Las entradas a las rotondas son un ejercicio de fe y parece asumido que la preferencia la tiene el vehículo más grande o el más valiente.
Nos vamos riendo por los walkies con los que estamos conectados y logramos mantener la cordura y avanzar intactos.
El parking está situado en frente de la Cotubia por lo que la situación podríamos decir que es inmejorable para visitar la ciudad. Pero cuando llegamos está completo y no tenemos posibilidad de aparcar. Sin embargo uno de los «gorrillas» de la zona nos manda ir unos metros más adelante, en la acera contigua al parking y nos indica que aparquemos allí, los 4 seguidos, en paralelo a los jardines.
Al bajarnos para asegurarnos que ese aparcamiento es posible nos insiste en que sí y que a partir de las 23:00h podremos aparcar en el parking porque comenzará a vaciarse.
Parking Cotubia
N 31.62366, W 7.99605
Marrakech tiene mucho para ver pero como nuestro viaje se ha complicado nos vamos a centrar en lo principal. La plaza Jemaa El Fna y la Medina de Marrakech, llena de zocos y tiendas sin fin hasta las puertas de la ciudad por el este.
Quizá porque es sábado o simplemente porque la plaza es el punto de reunión de la gente de la ciudad, casi no se puede ni andar de lo abarrotada que está. Son varias las personas que nos avisan para que guardemos las cosas de valor que llevamos a la vista, las cámaras, las pulseras o relojes.
Marruecos nos está pareciendo un país y una población con mucha cercanía, siempre preocupándose porque el turista esté a gusto y seguro y aunque somos conscientes de que es en estas plazas abarrotadas donde los amigos de lo ajeno aprovechan para robar, no nos esperábamos la advertencia.
Decidimos hacer lo que nos indican pues son varias las personas que nos insisten y cada vez hay más gente.
Paseamos entre los puestos de la plaza. Los encantadores de serpientes y los dueños de los monos insisten continuamente para que nos saquemos fotos con ellos, sobre todo utilizan a los niños como gancho pero ya les hemos contado nuestra negativa a esta práctica. Las serpientes están completamente adormiladas, más de una nos parece de plástico porque cuelgan como inertes y los pobres monos tiran de las cadenas continuamente intentando escaparse.
Participar de esa esclavitud animal va en contra de nuestros intereses y sentimientos y nuestros viajeros bajitos comparten nuestra pena, así que dejamos esta zona tan rápido como podemos.
En el resto de la plaza hay multitud de puestos de comida variada, zumos de naranja y muchas mujeres ofreciendo pintar las manos con gena. Esta zona de la plaza es más tranquila.
La plaza Fna tiene forma cuadrada porque está rodeada de edificios que la cierran, la mayoría restaurantes con terraza en lo alto desde donde se puede observar el bullicio de la plaza.
Por una de sus calles se accede a la medina a donde nos aventuramos para descubrir sus secretos. Al principio hay abundancia de gente pero para cuando conseguimos salir ni siquiera se puede avanzar.
A derecha e izquierda hay multitud de puestos diferentes donde se vende casi todo lo inimaginable, desde comida a utensilios de cocina, desde babuchas a pijamas, mezclándose con agencias de viaje y teteras que tanto nos gustan.
Nos paramos a comprar dulces marroquís, los que más hemos buscado en este viaje, los cuernos de gacela. Un pequeño triángulo relleno de frutos secos y miel. Elijas los que elijas estarán buenísimos pero estos nos gustan a todo el grupo especialmente. Compramos 8 y pagamos 20 Dirhams (2€ aprox) que desaparecen tan rápido como nos los sirven.
Entre puesto y puesto se nos ha hecho de noche, la plaza bulle con las cocinas y el humo de tagines y barbacoas destaca entre las luces.
Decidimos subir a una de las famosas terrazas a tomar un té a la menta (Whisky bereber) y disfrutar desde allí de las vistas. Elegimos uno de los más conocidos aunque todos nos parecen iguales. Ascendemos al Café Glacier y aunque más caro de lo habitual el té está rico y lo disfrutamos, 20 Dirhams (2€ aprox). El sitio es muy turístico y asumimos un coste más elevado, ya lo habíamos leído en blogs amigos por lo que no nos sorprende pero nos enseña a huir de los sitios preparados para el turista y buscar los más autóctonos donde nos han servido comida muy sabrosa a un precio muy bajo.
Ya cansados nos volvemos al parking, aún no son las 23:00h pero esperamos tener suerte. No es así y además hay varias furgos esperando en cola para entrar así que después de valorar unos minutos todas las opciones decidimos irnos al camping que teníamos marcado.
Está a poco más de 10 kms y llegamos en unos minutos. Es una gran decisión, el camping es muy bueno. Los servicios están en buenas condiciones y muy limpios, las parcelas con hierba bien cuidada y separadas por pequeños setos y tiene una piscina espectacular que aprovecharemos por la mañana para disfrutar con los peques. Nos retiramos a descansar.
Por la mañana nos levantamos y vamos directamente a la piscina después de desayunar. Toda la piscina para nosotros, no hay mucho turismo de niños y se nota en este tipo de actividades.
Ourika Camp
2017 Route de l’Ourika,- Marrakech.
Tel.:+212524390948 | E-mail: contact@campingcarmorocco.comN31.52646,W7.95971
N31°31’35»,W7°57’35«
Abandonamos el camping dando las gracias por sus servicios y abonando la factura. Furgo, dos niños y dos adultos, 185 Dirhams (18,5€ aprox).
Nuestra intención es salir del camping dirección Ouzarzate para hacer nuestra siguiente jornada de viaje pero el navegador nos juega una muy mala pasada y decide que el camino más rápido es atravesando el centro de Marrakech. Eso supone hacerlo directamente por el medio del zoco, donde entre puestos y gente a penas pasa un carro.
Nuestro grupo lo forman 2 furgos de 6 metros, una autocaravana de 7,5 y una T5 por lo que os podéis imaginar el lío que formamos. Llega un momento en el que nos separamos al no poder hacer un giro y nuestros tres compañeros desaparecen de nuestra vista. Ni siquiera les oímos por el Walkie.
Un chico nos indica por dónde ir “sin problema” y decidimos confiar en sus indicaciones.
Craso error. Las calles son anchas pero nos encontramos con dos arcos ojivales. El primero nos hace sudar pero lo pasamos sin dificultades. El segundo no, no sólo es un arco que se estrecha en altura sino que además está en una curva cerrada a la derecha. No podemos dar marcha atrás porque tenemos el anterior que hemos pasado y la circulación es un auténtico caos. Finalmente nos quedamos prácticamente encajonados en el giro, con motos pitando, gente gritando, otros intentando ayudar… Paso a paso, centímetro a centímetro logramos pasar, pero la furgo se lleva su primera herida de guerra. Apenas 3 rasponazos de 1 cm en su parte alta, pero duele mirarla. En realidad podría haber sido mucho peor así que lo pensamos bien y se nos pasa la tristeza rápidamente.
Tardamos en reunirnos todos al menos 30-40 minutos más. Con nuestra arriesgada ruta hemos conseguido salir los primeros del centro de Marrakech pero el resto está encajonado en calles del zoco sin poder avanzar. Hemos perdido casi 3 horas del día. De nuevo se nos complica la ruta programada a pesar del buen comenzar del día.
Por tanto nuestro mejor consejo para este viaje es evitar entrar con nuestros vehículos en el centro de Marrakech. La mejor decisión es pernoctar en cualquiera de los campings de los alrededores, el que os menciono es muy bueno, y trasladarse al centro en un petit taxi. Al igual que muchas otras cosas un taxi en Marruecos es muy barato por lo que no debe ser el aspecto económico el que os decida.
Dejamos finalmente la ciudad, sin haberla podido visitar a fondo y con sentimientos contradictorios. Las multitudes de la Medina no nos han gustado pero tenemos claro que volveremos para exprimirla más. Dicen que en todo viaje a Marruecos debes dejar lugares sin visitar y así tener razones para volver, aquí dejamos una.
Partimos hacia Ouazarzate, próximo destino del viaje, con un retraso acumulado que una vez más nos hará llegar de noche a nuestro destino. Es el sino de este viaje, pero no por eso deja de gustarnos.
¿Nos vemos allí? ¿Qué opinión os dejó a vosotros Marrakech?