Qué tendrá el agua que tanto nos gusta observarla. Oír su sonido al caer desde lo alto, ver cómo arrastra lo que encuentra a su paso… no hay nada que me infunda más sosiego que sentarme a disfrutar de una cascada y sus saltos.
Teníamos planeada una pequeña salida, sin grandes esfuerzos físicos ya que arrastramos algunas lesiones que nos impiden darlo todo y visitar la cascada de Aguake nos pareció una buena decisión. Una ruta corta, paralela al río Sabando y muy silenciosa, lejos del bullicio de las rutas más conocidas.
Para comenzar el recorrido nos desplazamos en coche al pueblo de Antoñana un pequeño enclave rural que merece la pena disfrutar. Desde Bilbao tomamos la AP68 hacia Gazteiz/Burgos para más adelanta tomar la salida 5 N-622 dirección Gazteiz/Pamplona. Casi 20Km después salida A1 dirección Donosti para tomar la salida 357 hacia A-2134 en dirección Arkaute/Estella/Lizarra. Desde ahí A132 hasta el municipio de Antoñana.
A la entrada del pueblo nos encontramos un pequeño parking dónde poder dejar nuestro vehículo y comenzar a disfrutar del camino. Cruzaremos el pueblo de Antoñana en
dirección NW desde la izquierda de su iglesia y por el centro del pequeño pueblo hasta llegar fácilmente a una pista descendente que nos lleva dirección Molino de Oteo. Seguiremos la ruta señalada como Senda del pastoreo GR282 o también la PR-A61.
Desde el primer poste informativo hasta la cascada tan sólo hay tres kilómetros por lo que la posibilidad de perderse está muy limitada. En nuestro camino nos encontraremos varios desvíos, el primero de ellos nos lleva a cruzar el río a mano derecha al poco de haber comenzado la pista y al hacerlo comenzará un pequeño ascenso por pista de tierra sin ninguna dificultad. No abandonamos esta pista en ningún momento hasta alcanzar un nuevo desvío. En él un gran árbol nos indica coger la pista que transcurre por la izquierda dónde las hayas son protagonistas, de aquí a la cascada un camino descendente siguiendo el rumor del agua hasta comenzar a ver los pequeños saltos que a través de una mullida pista nos lleva a la cascada principal.
Una vez aquí sólo podemos recomendar tomarnos las cosas con tranquilidad, disfrutar del río, de sus pequeños saltos y si aún estamos en época de deshielo o de lluvias observar la cascada que se precipita sobre una bonita poza.
Aquí os dejo más fotos del recorrido, espero que lo visitéis pronto y lo disfrutéis como nosotros.
Nos encanta como empezáis el post, nosotras también estamos enamoradas del agua y de sus efectos, la fuente de la vida. Lugares con agua e historia, son nuestros favoritos. Apuntada queda esta cascada!! 🙂
Muchas gracias! lo cierto es que para los que somos del norte, el verde, las montañas y el agua… son algunos de nuestros imprescindibles. En verano una ruta por la orilla y entre los árboles mitiga el calor y el resto del año la subid del agua te hace disfrutar de los saltos y sus juegos. Nos encantan las cascadas!!
Esta ruta es ideal para nosotros. Apuntada!! Abrazos!!