Será por desconocimiento, será por comodidad o por falta de información, no se por qué, pero nos sorprendió Teruel. Siempre habíamos ido a la zona norte de Aragón, pero esta vez nos vamos hacia la provincia de Teruel.
Nos dirigimos al pueblo de Villel, y desde allí seguimos la carretera que tiene como destino final el Santuario de FuenSanta. Son de esos sitios en los que se respira tranquilidad, no hay ruido ni gente, no es un lugar masificado sino perdido en la falda de la montaña y ese, es sólo, uno de sus principales encantos. Sin embargo y a pesar de que no parece un punto habitual de muchos viajeros nos sorprende la presencia de mesas, barbacoas y baños, sí así es, wcs que están abiertos y limpios. Qué ilusión ver que un sitio apartado tenga todo bien cuidado y en perfectas condiciones.
Allí en el parking es donde dejaremos los vehículos, pues es el lugar en el que da comienzo una bonita ruta circular. Siendo una ruta circular puede comenzarse desde varios puntos, uno muy habitual es en el cercano pueblo de Villel, pero como nosotros vamos a pernoctar aquí, el Santuario de Fuensanta será nuestro comienzo. También, para los menos animados o aquellos con alguna dificultad para la ruta, es posible acercarse con vehículos hasta la entrada del barranco de los trancos y observar el espectáculo de estas inmensas paredes que en algún lugar puedes llegar a tocar con ambas manos.
Serán unos 13Kms aproximados de ruta en el que veremos diferentes parajes, tendremos que salvar un desnivel de apenas algo más de 200m pero con algún tramo de fuerte pendiente, pasos en altura en el barranco que atacaremos con escaleras y peldaños puestos allí para tal efecto e incluso pequeños tramos de pista muy sencillos. Un pack completo hecho para disfrutar. No olvidéis para una ruta así, calzado de montaña apropiado, buena reserva de agua y algo de comida y fruta para reponer fuerza a mitad de camino.
Con todo preparado comienzan nuestros pasos siguiendo las marcas del sendero SL-TE 2, atravesamos el arco del santuario y nos dirigimos por una pista sencilla y ascendente. De frente, mientras caminamos, en lo alto del monte veremos la Ermita de la Aparecida, de paredes blancas en contraste con el verde de los árboles y nos dirigimos hacia el sur girando a la derecha. Tras una breve ascensión y unas pocas curvas comenzamos a ver señales que nos van dirigiendo a nuestro primer destino, el embalse, siempre hacia la derecha vamos avanzando por una pista a través del barranco del Hocino.
Cogeremos un pequeño sendero a la derecha y ascenderemos hasta la colina siendo esta ruta un poco mas inclinada. Allí las vistas son espectaculares, nos hizo viajar al pasado y recordar nuestro viaje a Marruecos. El camino era árido y allí arriba cambió la vista al ver un pequeño embalse y unas cárcavas que dejaban entrever los diferentes colores de la colina. En este punto no pudimos hacer otra cosa que hacer un alto para poder ver la mezcla de colores producidos por la erosión, colores rojos, verdes, grises se funden creando un lugar peculiar. El camino para atacar el embalse sigue hacia la izquierda, es un sendero en el que andar en fila de uno al no ser muy ancho y dejando siempre el embalse a mano derecha.
Bordeando el embalse hacia la izquierda, tomamos de nuevo una pista, un camino llano y cómodo. Por el veremos que ya se empieza a marcar nuestro próximo destino, el Barranco de los Trancos.
Tras unos escasos 10 minutos por pista pasamos un puentecito de madera sobre un pequeño río, es donde ya se empieza a ver el barranco por la izquierda y donde nos encontraremos un panel informativo sobre el barranco y un mensaje de advertencia sobre los posibles desprendimientos asociados a un lugar así.
De frente vemos una casa en ruinas, esa sera nuestra llegada a la vuelta del recorrido y a la derecha también veremos la pista que nos llevara de vuelta. Nos vamos por el camino de la izquierda adentrándonos en el barranco, donde sentimos cómo las paredes cada vez se van juntando más y más. Va a ser un camino divertido, curioso y espectacular.
En algunas partes del recorrido llegaremos a poder tocar con las manos las dos paredes que forman el barranco. El camino es empedrado con piedras sueltas grandes y pequeñas y rodeados de enormes paredes verticales casi desnudas. Según avanzamos se va cogiendo altura gracias a escaleras, peldaños y firmes pasamanos y cuerdas de metal para facilitar las ascensiones.
Es alucinante ver como la luz entra por la parte superior del barranco sacando unos brillantes juegos de colores rojos y verdes a las rocas. Es el momento de inmortalizar esta salida, con los peques subiendo escalones, nunca mejor dicho, disfrutando como enanos.
Poco a poco vamos notando que las montañas se van abriendo, sin darte cuenta estás fuera del barranco y de nuevo te encuentras en una senda bien señalizada.
La sensación de soledad en todo el camino era espectacular, sólo nosotros y nuestros amigos formando piña y disfrutando el camino. Es de esos sitios que no le dan mucho bombo, son momentos en los que te entra la duda de si hacerlos públicos por que si ese sitio se masifica perderá su encanto y posiblemente lo bien conservado que está.
Según avanzamos por el interior de Rambla Chartera nos encontramos de nuevo con un desvío en el camino y un cruce con la GR-10. Podemos volver por el mismo sitio o dirigirnos hacia la derecha por un sendero que marca Villel pueblo.
Esta subida es la mas inclinada del trayecto, pero se hace cómoda ya que va ascendiendo siempre en la misma progresión dirección y con las indicaciones roja y blanco del sendero de Gran Recorrido 10. Veremos como vamos dejando el barranco a la derecha y tras unos 15-20 minutos llegaremos arriba. Ya solo nos queda bajar a la casa en ruinas que vemos desde lo alto, también vislumbramos la pista que debemos coger para ir al pueblo y el enorme paisaje de árboles de Rambla Chartera. Es una bajada de senda, con mucha piedra suelta, pero es cómoda y sin ningún peligro.
Ya en la casa en ruinas nos dirigimos por la pista de la izquierda, que es la que va al pueblo de Villel. Camino muy llano, cómodo y ancho, y en apenas una hora puedes llegar al pueblo. Tras cruzar un puente pequeño de madera para atravesar un pequeño riachuelo y pasar bajo un puente de hormigón, tomaremos en la siguiente bifurcación la pista de la derecha, ambas pistas van al pueblo, pero la de la izquierda no haces andar mas.
Mientras caminamos vamos viendo huertas y membrilleros. Un poco antes de llegar hasta esta pequeña población encontraremos la carretera que se dirige al Santuario, la misma carretera por la que vinimos con nuestra furgo. Aunque se trata de una carretera no es muy transitada, ya que va sólo se dirige hasta el Santuario y allí finaliza.
Este es el tramo que se puede hacer un poco mas pesado porque damos la ruta por finalizada y andar por asfalto, sin duda, no es tan divertido. Pero el objetivo está cumplido y ha sido una ruta y un día fantástico. No debéis dejar de visitarla.
Un agradecimiento muy especial a nuestros amigos de Campervanderuta por habernos llevado a descubrir con ellos este lugar tan bonito y espectacular y con los que compartir nuestro tiempo y nuestros pasos viajeros siempre es más intenso y especial.
Ubicación de la ermita de la Fuensanta
¿Y vosotros? ¿qué recomendaciones como ésta nos podéis facilitar? Estamos deseando conocer nuevos y espectaculares parajes como los de Teruel.